domingo, 6 de septiembre de 2009

Viajeros



Su hijo apenas tenía diez años por entonces. Salían a volar la cometa, como cada domingo, pero aquél resultó especialmente ventoso.
Duró poco la diversión. El fuerte vendaval hizo que se les escapara, y la cometa desapareció en unos instantes en un vuelo sin destino.
Hoy, cuando veinte años después han vuelto a tener un día de campo en el mismo lugar donde solían volar la cometa, en el cielo ha aparecido de la nada algo brillante con una cola de luz y escarcha. Era la cometa viajera que había regresado, aunque ya no fuera para quedarse.

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