domingo, 21 de febrero de 2010

Sin ella

.

Siempre había creído en sus promesas, aunque la realidad se empeñase a diario en desmentirlas. Le tomó una vida aceptar su falsedad. Y fue entonces que, harto de mentiras, estranguló a su esperanza... Ahora, no sabe cómo seguir respirando sin ella…

1 comentarios:

Svor dijo...

Pero la esperanza tiene el don de resurrección, eso hay que ir a contárselo,